La vida, entendida como un viaje; las maletas, metáfora del individuo y de las probabilidades que contiene, constituyen el elemento de cohesión en un proceso vital donde actúan fuerzas y capacidades comunes para todos. Cada viajero carga con su equipaje y se desplaza.
Así, la alternancia de las casillas blancas y negras del tablero de ajedrez reflejan la tensio¿n de binomios contrapuestos y complementarios: el tiempo y el espacio, la noche y el día, el amor y las pérdidas... En ese juego confluyen estrategia, reflexión, avance y pausa, y pelea contra el adversario, que a veces está dentro de uno mismo.
Y en el último tramo -la edad del recuerdo donde la soledad tiene tantos nombres-, maletas ajadas a punto de vaciarse. El tiempo transcurrido es largo, y el presente se deshace torpemente. Los relojes retratan nuestro ser pasajero. La estación resulta ser el comienzo de un exilio: una parada en la felicidad, la negación de la eternidad.
FICHA TÉCNICA: