En noviembre de 1760, el Utile, un barco de la Compañía Francesa de las Indias Orientales construido y armado en Bayona, zarpó hacia la isla de Francia (la actual isla Mauricio).

Poco después de su llegada, el barco fue enviado a Madagascar para comprar víveres. Su capitán, Jean Lafargue, aprovechó para comprar 160 esclavos malgaches a pesar de que le había sido prohibido.

El barco naufragó en el Île de Sable (isla de Arena), un islote de apenas un kilómetro cuadrado cerca de Madagascar. Tras permanecer allí dos meses, la tripulación regresó a Madagascar en un barco improvisado construido con los restos del naufragio, dejando abandonados a 80 esclavos que habían escapado del naufragio.

Les prometieron que regresarían a buscarlos, pero no cumplieron su promesa. 

Cuando, después de haber estado olvidados durante quince años, una corbeta de la Armada francesa comandada por el alférez Tromelin pudo rescatarlos, solo sobrevivían siete mujeres y un bebé de ocho meses.

Abandonados en ese islote casi desierto convertido en prisión marítima, fueron dejando allí año tras año un relato mudo de su angustia. Un equipo de historiadores y arqueólogos ha intentado darles voz y recuperar de este modo una página de la historia de la humanidad.