Ambas cosas se contaban mutuamente y, al mismo tiempo, se contradecían; porque hoy en día, sea lo que sea, el debate está en danza (cambio climático, movimiento Me Too, maternidad subrogada…), pero dónde y cómo se discute es otra cuestión. Las reglas de esta sociedad son muy complejas. ¿Quién puede decir algo? ¿Cuándo? ¿A quién? ¿Y a qué tiempo? Es más, en los espacios donde se presume que reina la libertad de expresión, ya hay cosas que no se pueden ni mencionar. Desde las palabras comunes que usamos a diario, hasta las preguntas existenciales y, qué decir, si son secretos familiares.