Cuando se cumplen 10 años de Pabellón Nº6, fundadores y colaboradores entre ensayos hablan de lo que ha supuesto la reconversión de una antigua serrería en un polo de atracción cultural.
Pabellón Nº6 es eso, un pabellón industrial en el que se asienta un teatro. Sin más ambiciones arquitectónicas que situar unas butacas frente a un escenario. Pero detrás hay mucho más. No puede competir en aforo, es pequeño, pero si en personalidad, y su encanto radica precisamente en devolver al teatro su esencia, aumentar el contacto y la cercanía con el espectador. Pabellón Nº6 se registró en 2011 pero lo cierto es que el teatro que defiende tiene siglos de vida. Pabellón Nº 6 inició su andadura como herramienta autogestionada para artistas y compañías de las artes escénicas. La actriz Mariví Bilbao cortó la cinta de este nuevo espacio “con gran capacidad de transformación. Una asociación sin ánimo de lucro, pero que busca la rentabilidad económica, laboral y social de los trabajadores: escritores, dramaturgas, escenógrafos, directoras, actrices y actores, sastras, figurinistas, técnicas y técnicos han encontrado un lugar estable donde trabajar.
El proceso de transformación urbana de cualquier ciudad debe propiciar la creación de espacios alternativos donde la cultura se concibe desde un planteamiento abierto e innovador. Una política cultural equilibrada no puede estar solamente basada en grandes equipamientos y espectáculos, debe situar la Cultura al alcance de todas las edades, barrios y todos los bolsillos.
A lo largo de la historia y del planeta hemos visto lugares poco atractivos o incluso deprimidos transformarse en epicentros de actividad. Muchas veces el único dinamizador necesario ha sido un centro cultural. En nuestro documental tomamos a Pabellón Nº6 como ese dinamizador necesario. Durante las últimas dos décadas, en la mayoría de ciudades del mundo, se han venido desarrollando diversos planes, proyectos y políticas urbanas que utilizan la cultura como principal estrategia.