Obra simple y a la vez muy enigmática, trata de la enorme dificultad de comunicación entre los seres humanos. Solamente hay dos personajes y la obra es en esencia un monólogo que recuerda a la desoladora dramaturgia de Ionesco y Beckett: no se intenta en ingún momento moralizar, como ocurre en general con todo el teatro de Albee.
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