La danza más contemporánea y la más técnica se mezclan en «La voz eterna», un espectáculo compuesto de tres piezas: La primera pieza es la voz de guerra, la segunda es la voz del amor y la tercera es la de la conciencia. En todas ellas los movimientos e impulsos acarician y emocionan; la voz y el cuerpo -la danza- se unen un solo elemento.
“LA VOZ ETERNA”
Sin argumento definido, esta pieza profundiza en la búsqueda de la belleza más absoluta, pura y eterna. Víctor Jiménez sumerge a los bailarines en la resonancia que provoca el grito en las cavidades de sus cuerpos. Unos gritos que representan el ataque, la liberación, la expulsión de los miedos y la verdad.
Coreografía: Víctor Jiménez
Música: Vivaldi y Jorge Sarnago
Vestuario: Arturo Guillén
“CICLOS”
El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podría decirse, un puño de vida.
Coreografía: Gustavo Ramírez y Eduardo Zúñiga
Música: F. Schubert, R. Skelton, M. Richter y B. Rusell
Vestuario: Gustavo Ramírez y Eduardo Zúñiga
“MURMURIU”
Qué sería del cuerpo sin los procesos mentales que lo gobiernan constantemente?
Murmuriu es una investigación íntima y un contacto profundo con las voces interiores del alma. Es escuchar los murmullos del subconsciente en constante batalla con las fuerzas externas opresivas. En Murmuriu está lo que hay que decir, las palabras más importantes que surgen de una algarabía indistinta y confusa, utilizando el único instrumento sin equívocos: el cuerpo. Impellizzeri invita al espectador a escuchar su propio murmullo interno, cargándolo de valor y transformándolo en una oportunidad de crecimiento.
Coreografía: Nunzio Impellizzeri
Música: Víctor Rua, Arca, Tamburi Neri
Vestuario: Nunzio Impellizzeri (diseño) y Arturo Guillén (confección)
Bailarines: Mattia Furlan, Paula Rodríguez, Alain Rivero, Imanol López, Maria Bosch, Ainhoa Fernández, Daniel Romance, Fermín López, Pilar Miguel, Leyre Domingo