Las elegantes fotos de Xabier Badiola publicadas hasta el momento no tienen trampa ni cartón. Ya sea alzando orgulloso su guitarra acústica, o paseándose melancólico y solitario por las ruinas de una fábrica abandonada, y siempre en un elegante blanco y negro de aires folk vintage. Y es que es exactamente eso lo que encontramos en las bellas melodías de los surcos de este estupendo disco. Sólo la voz y la guitarra de Xabier, con unos ligeros y fugaces apuntes de la voz de Regina Luisa Zigaran. Basta y sobra para completar un álbum que probablemente sea uno de los más impresionantes que ha publicado esta discográfica en los últimos años. La música de Xabier es así, nos subyuga y nos invita a utilizar términos que solo reservamos a las obras maestras.
En la portada del LP encontramos un encantador dibujo del veterano artista eibarrés Iñaki Larrañaga, indicativo de ese diálogo entre diferentes épocas y generaciones que se plantea en este disco. Citar a artistas de la época del folk revival británico como Pentangle, Fairport Convention, Nick Drake, Tim Buckley de EEUU, Robbie Basho, John Fahey o Xabier Lete o Laboa de la nueva canción vasca de los 60 es un recurso habitual ante un artista que interpreta melodías susurrantes y algo psicodélicas con una simple guitarra. Pero, son muy escasas (por no decir ninguna) las ocasiones en las que verdaderamente producen una mínima chispa que recuerde a la luminosidad de este tipo de gigantes musicales. Sin embargo, nada más escuchar las primeras notas de este disco, esa magia, es estado de trance que ya creíamos olvidado e imposible de reproducir vuelve por un instante. Es posible percibir una identificación en sus notas quebradizas que va mucho más allá de la mera imitación de un sonido y una estética determinados.
Xabier ha actuado hasta hoy en grupos de rock psicodélico y progresivo puramente eléctrico y de corte anglosajón, y ha guardado, cultivado y sembrado en secreto su faceta de folkman acústico. Como en muchos otros casos, fue el parón de la pandemia el que le llevó sumergirse plenamente en ese mundo y elaborar sus primeras canciones. También fue el momento, de tomar la decisión consciente, sincera, y consecuente con el contenido íntimo de sus letras, de cantar en su lengua natal, en euskera.
Alejado de los sofisticados arreglos de estudio, Xabier Badiola ha grabado estas 10 canciones en un ambiente y en unas condiciones muy domésticas pero llenas de mimo al mismo tiempo. Las canciones más grandes y bellas son a menudo aquellas que se disfrutan y aprecian mejor en su más pura simpleza, sin acompañamientos. Y sea una iniciativa temporal y única o se convierta en un proyecto de largo recorrido, lo que no cabe duda es que acaba de caer en nuestras manos uno de los tesoros más fascinantes que se pueden escuchar hoy y aquí en el panorama de la música hecha en el País Vasco.