En esta ocasión, Dantza Gaua reúne cuatro piezas de compañías procedentes de fuera de Euskal Herria.
Al igual que en la edición de marzo, la exhibición se divide en dos partes, una primera en la que podremos ver tres piezas cortas y una segunda, en la que se presenta un trabajo de mayor duración.
Trïade ha recibido una ayuda a la creación en residencia, de Dantzalabea, el espacio dedicado a la danza de Barakaldo Antzokia, en la convocatoria de 2024.
CÍA. KIKO LÓPEZ | HONEST
Horario: 19:00
Duración: 13 min
En esta emotiva narrativa, el protagonista se sumerge en la animación de un objeto, desencadenando un desafío interno que explora la belleza intrínseca del ser humano. A través de este viaje, enfrenta los terrenos del juego y el rechazo, revelando una mirada frágil y honesta. La relación entre el protagonista y el objeto se convierte en un espejo de aceptación propia, explorando las complejidades de la humanidad.
ÀNGEL DURAN PERFORMING ARTS | CLINCH
Horario: 19:15
Duración: 23 min
Los hombres se tocan a golpes. Clinch en boxeo hace referencia al momento en que los dos luchadores se abrazan y bloquean hasta que el árbitro los separa. Se trata de acercarse al rival al máximo para protegerse del ataque del mismo. Clinch cuestiona los mandatos de la masculinidad contemporánea y cómo los hombres se sienten interpelados por otros hombres para con¿rmar públicamente su virilidad e identidad. Se re¿ere a la incapacidad de los hombres de no poder expresar sus inseguridades para evitar con¿rmar su fragilidad.
COLECTIVO GLOVO | TRÏADE (estreno)
Horario: 19:45
Duración: 15 min
Érase una vez una sociedad que dio a los dioses por muertos y que permitió que algunas mujeres se apoderaran de viejos símbolos. El resultado fue un código independiente, positrónico, basado en la risa, la complicidad y lenguaje propios.
CÍA. SILVIA BATET | BLIVION
Horario: 20:30
Duración: 50 min
Oblivion en inglés signi¿ca “olvido, amnistía, o perdón”; un lugar de transformación, situado entre el duelo y el vacío, entre el recuerdo y la nada. Oblivion podría ser una imagen del purgatorio clásico: el lugar de transición por antonomasia, condicionado por la idea del círculo, por el eterno vagar de los cuerpos en el espacio; como si en el hecho de desplazarse a través del espacio hubiera un dejar ir, una renuncia a todo aquello que nos ata al sufrimiento: recuerdos, deseos, identidad. Vagar, “vacare” en latín, signi¿ca vagabundear, ¿otar, errar; pero también “estar vacíos”. Oblivion es un camino que cada vez es más fácil de recorrer, una danza de creciente entropía. Al ¿n y al cabo, el más allá y el olvido podrían ser una misma cosa.