Sala Totem, el espectáculo debe continuar

  • Sala Totem, el espectáculo debe continuar

En 2004 abría sus puertas en Atarribia la sala Totem, un espacio que en apenas 20 años se ha convertido en referencia para la música en directo en la comarca de Pamplona. Hablamos con Iker Isiegas, responsable de Producción y Contratación, del camino recorrido, de los baches y logros vividos, y del incierto futuro de un sector especialmente azotado por la crisis de la COVID.


¿Qué historia hay detrás del origen de la Sala Totem? ¿Cómo recordáis aquellos primeros pasos?

Los primeros años fueron una aventura. Veníamos del mundo de la hostelería y dado que nos gustaba mucho la música, quisimos aunar las dos pasiones y montar una sala de conciertos.


18 años dan para muchas penas y alegrías ¿Qué recorrido ha hecho la sala en este tiempo?

Como bien dices, hemos tenido muchas alegrías y muchas penas. Ver bandas que empezaban a dar sus primeros pasos entonces y luego verles girar en grandes festivales o llenando la sala nos da una satisfacción terrible...

En el lado negativo en estos años, la competitividad mal entendida en el sector, las malas artes o los abrazos fingidos, por no hablar claro de estos últimos años con la pandemia y la soledad institucional con la que nos hemos encontrado.


¿En qué aspectos se ha trasformado más el sector?

Hablando específicamente de las salas, creo que el boom de festivales que empezó hace unos años, han hecho bastante daño tanto a salas como a artistas de perfil medio. Hoy en día vemos que la mayoría de estos festivales programan 30 o 40 artistas en un par de días, para reunir a diez o quince mil personas.

No lo vemos sostenible, tardara unos años en regularizarse y caerán muchos, pero mientras tanto, muchas salas cerraran o tendrán que reinventarse como ocio nocturno.


¿Qué criterios guían el diseño de la programación de la sala? ¿Cuáles son los aspectos que más os gusta cuidar en este sentido?

Tenemos dos marcas diferenciadas, la marca para los conciertos, Totem y por otro lado la marca de la discoteca, Dali. Tratamos de diferenciar las dos marcas dado que el público al que nos dirigimos es completamente diferente.

 


¿Qué criterios guían el diseño de la programación de la sala? ¿Cuáles son los aspectos que más os gusta cuidar en este sentido?

Tenemos dos marcas diferenciadas, la marca para los conciertos, Totem y por otro lado la marca de la discoteca, Dali. Tratamos de diferenciar las dos marcas dado que el público al que nos dirigimos es completamente diferente. 

En cuanto a Totem, intentamos cuidar que la programación sea lo más variada posible, para evitar cansar al público con dos conciertos similares seguidos etc… pero es complicado.

También es muy importante para nosotros cuidar aspectos como uso equilibrado del euskera y el castellano en todas nuestras comunicaciones en redes, cartelería… Cuando está en nuestra mano, lo hacemos.

 

Los datos sobre la situación de desigualdad de mujeres y hombres en la industria musical hablan por sí solos. ¿Qué papel creéis que pueden jugar las salas en la búsqueda de escenarios más justos a este respecto?

Muy buena pregunta, aunque de difícil respuesta. La realidad del sector es que la mayor parte de los trabajadores y de la escena son hombres, pero esta realidad está cambiando y en los últimos años de manera notable (frenada tal vez por la pandemia).

Hasta hace unos años era anecdótico ver mujeres tocando un instrumento, generalmente eran o coristas o voces principales, lo mismo que en las crew de las bandas, iban como personal de venta de merch o como mucho de técnicas de luces…

En los últimos tiempos podemos ver a grupos como Liher, Pleura, Nogen, Huntza, Belako, Izaro y muchas más siendo protagonistas como no lo eran antes. En las crews de los grupos y las oficinas sigue costando más pero creo que una cosa llevara a la otra.

En cuanto a nuestro papel… es difícil decirlo, es una reflexión que deberíamos de hacer.

 

 

Traslado, alojamiento, montaje, prueba de sonido, desmontaje… Un concierto conlleva muchos procesos de trabajo que deben encajar. ¿Cuáles son las mayores dificultades a las que hacéis frente para que a la hora del concierto todo salga según lo previsto?

A nivel práctico es un trabajo que hacemos con gusto y no nos supone una dificultad más allá de lo normal.

Te diría que los conciertos sin público no tienen sentido, y tal vez lo más complicado de llevar es la incertidumbre que sentimos  cuando se va acercando la fecha de un concierto y no se van vendiendo entradas o no al ritmo que nos gustaría.

 

La crisis sanitaria de la COVID-19 ha golpeado especialmente al sector de las salas de música. ¿Cómo lo habéis vivido desde Totem? ¿Cuál es la situación en la actualidad?

Pues ha sido durísimo. Tratamos de reinventarnos varias veces e hicimos un acto más de resistencia que de otra cosa.

A nivel económico o de empresa, lo aconsejable hubiese sido cerrar, limitar los gastos al mínimo y esperar ayudas. Decidimos lo contrario. Programamos en pandemia algo más de 100 actuaciones, la mayoría sin barras y casi todas deficitarias.

Pero sin querer pecar de soberbios, creíamos que aunque modestamente seguíamos haciendo girar la rueda para grupos, personas técnico y oficinas, con un aforo muy reducido, pero muchos de esos trabajadores pudieron ingresar algo gracias a salas como la nuestra.

Hoy en día la situación es precaria. Para no tener que dar las llaves de la sala al banco, tuvimos que pedir un prestamo ICO, al que ahora tenemos que hacer frente, además del que ya teníamos previamente. No hemos podido optar a ayudas significativas ni de Madrid ni de Iruñea, por diferentes motivos. Ahora llega la guerra y ya se da por amortizado el 2020 y la COVID habiendo sido un año en blanco a nivel de ingresos.

 

¿Qué debemos aprender de esta experiencia de cara al futuro?

Todavía estamos aprendiendo de esta experiencia. Quiero creer que seremos más ágiles a la hora de tomar decisiones, organizar planes y dotarlos de viabilidad a la hora de ponerlos en marcha.

Las instituciones creo que deberían ir también por ese camino, pero supongo que caerán una y otra vez en la misma piedra.

 

 

¿Hacia dónde mira Totem? ¿Cuál os gustaría que fuera el camino a recorrer en los próximos años?

Vemos el futuro con preocupación, no tenemos seguridad. No hay previstos planes de contingencia para las empresas del sector en caso de que haya que cerrar de nuevo.

Tanto el sector como la sociedad, como es lógico tras tanta penuria, están centrados en el ahora, primavera, verano… Pero en pocos meses la bofetada de realidad puede ser durísima, y si es así, mucha gente, trabajadores, salas, grupos, se quedaran por el camino.


(Especial publicado el 11 de abril de 2022).

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