Zigor Anguiano Calzada, encuadernador: «Es importante dar valor a los objetos, y al tiempo y al esfuerzo que cuesta construirlos»

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El encuadernador Zigor Anguiano Calzada (Vitoria-Gasteiz, 1975) ha sido el encargado de construir una caja para el libro A Picasso, que se ha alzado recientemente con el Premio Nacional al Libro Mejor Editado en la categoría de "Bibliofilia". Hemos hablado con él de sus inicios, de su trayectoria, del valor de lo tangible y del incierto futuro de la profesión, entre otras cuestiones.


¿Cómo llegaste al mundo de la encuadernación? ¿Cuándo y por qué decidiste crear tu propio taller y dedicarte profesionalmente a la encuadernación?

Empecé a formarme en 1999 en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria-Gasteiz. Mi abuelo y su hermano fueron encuadernadores, y quise conocer su oficio. Con el tiempo me fue gustando, y en 2010 habilité un pequeño taller en mi casa. Poco a poco vi que había gente que se interesaba por mi trabajo y que me encargaba álbumes, libros, etc., y en 2015 decidí abrir el taller y dedicarme en exclusiva a la encuadernación.

(Vista exterior del taller, situado en la calle Nueva Fuera de Vitoria-Gasteiz)


Pero tu trabajo no consiste solo en encuadernar. ¿Qué otras cosas haces? ¿Con qué tipo de proyecto disfrutas más? ¿Qué es lo más raro que te han encargado?

En el taller se hacen todo tipo de trabajos relacionados con la encuadernación artesanal y el cartonaje, desde cuadernos, álbumes y todo tipo de libros, hasta carpetas, cajas...

También imparto cursos de diferentes tipos para que cualquier persona pueda aprender a encuadernar o perfeccionarse en el oficio.

Con lo que más disfruto es con la encuadernación de arte, que me permite abordar la encuadernación desde una visión mucho más creativa.

Me han hecho muchos encargos peculiares pero, por no irme muy lejos, ahora estoy trabajando con un artista en una serie de cajas de gran formato que forman parte de la propia obra y que van a ser algo espectacular.

(Ulises, de James Joyce)


Has encuadernado libros como Como la lluvia, de José Emilio Pacheco, Paraíso inhabitado, de Ana María Matute –por el que recibiste en 2011 el Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas del Ministerio de Cultura, aunque has estado entre los primeros puestos en más ocasiones, Las flores del mal, de Charles Baudelaire, Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, o Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe. ¿Qué es lo más importante en ese tipo de encuadernaciones?

La encuadernación de todos esos libros pertenece a la categoría de encuadernación de arte que he comentado antes. Son libros que tienen que estar técnicamente muy bien construidos y que además tienen un trabajo creativo en el diseño de las portadas. Esta parte creativa puede realizarse con diferentes materiales (piel, papel...) y técnicas (mosaicos, tintados, transfer...), y convierten el libro en una obra única.

(Paraíso inhabitado, de Ana María Matute)


También colaboras con otros artistas y proyectos. Recientemente, la editorial madrileña Summa ha sido distinguida con el Premio Nacional al Libro Mejor Editado en la categoría de "Bibliofilia" por A Picasso, un libro en el que tú has trabajado. ¿Qué te pidieron exactamente?

Con Summa Editorial he realizado muchos trabajos en los últimos años, tanto encuadernaciones de arte como cajas para ediciones de bibliofilia.

En este caso lo que se me pidió fue una caja para contener el conjunto de la obra que se presentaba al Premio al Libro Mejor Editado. La obra se compone del libro en sí, la caja que lo contiene y una peana de metacrilato para exponerlo. La caja que yo hice contenía todo eso de manera que quedara protegido de una manera elegante.


En estos tiempos en los que prima lo virtual sobre lo físico, defiendes lo tangible y, frente a la moda de usar y tirar, creas objetos únicos. ¿Esa exclusividad es la que marca la diferencia frente a las imprentas industriales?

Sí, es cierto que lo virtual nos facilita muchas cosas, pero también nos vuelve vagos. Es importante dar valor a los objetos, y al tiempo y al esfuerzo que cuesta construirlos, porque el objeto físico permanece y la relación que se establece con él no se da con lo virtual.


¿Crees que la labor del encuadernador tiene el reconocimiento que merece?

El oficio de encuadernador es muy desconocido; la gente no sabe muy bien toda la cantidad de cosas que se pueden hacer en el taller. Yo animo a la gente a que entre y pregunte.


Como ya has adelantado, también impartes cursos y charlas. ¿Cuál es el perfil de las personas que acuden? ¿Qué buscan?

Acuden personas de todo tipo: hay quien desea aprender a encuadernar sus propios libros, y otros tienen un proyecto personal y quieren encuadernarlo ellos mismos. También he impartido cursos más especializados para encuadernadores, con el objetivo de perfeccionar técnicas concretas.