La migración es movimiento. Mover, básicamente, desplazar un cuerpo. Al cambiar de sitio todo lo interior del cuerpo se mueve con él: sueños, miedos, dolores y esperanzas. La migración es movimiento. Y el movimiento fluidez, la ausencia de límites. El cuerpo necesita apertura para moverse, estar abierto para arrancar el movimiento, estar abierto para recibir el movimiento.
Aukeran Dantza Konpainia propone al público con esta actuación eso mismo: un ejercicio para abrirse al movimiento. Abre las ganas, abre la curiosidad, abre los cuerpos. Para que no sea uno mismo la pared más alta. Expresar apertura a través de la danza, de la actitud escénica. Mirar la historia para recordar que nuestro dolor es también el de los demás. Sin negar el dolor, lo que se propone al público es estar dispuesto a celebrar los encuentros. Qué es ser migrante si no, en el fondo, moverse: estar dispuesto a trasladar un cuerpo, y volver a descubrir el cuerpo que uno es en ese nuevo lugar.
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