En 2019, Susa argitaletxea publicó Miñan, la crónica vital de Ibrahima Balde, contada con sus propias palabras y transcrita por Amets Arzallus. Ahora, Artedrama, junto con la dramaturga Timberlake Wertenbaker, y la complicidad de Amets, ha adaptado aquel texto al teatro. Sambou Diaby, Eihara Irazusta, Mikel Kaye y el mismo Ander Lipus estarán sobre el escenario. Después del preestreno en Luhuso, la première será en el Teatro Arriaga, el 25 de octubre (se podrá ver también el 26). Ya tienen concertadas más de 60 funciones, y también ofrecerán numerosas funciones escolares. Hemos charlado con Ander Lipus.
En 2019, Ibrahima Balde y Amets Arzallus publicaron el libro Miñan, la crónica vital de Ibrahima, contada con sus propias palabras y transcrita por Amets Arzallus. ¿Cuál es la historia de Ibrahima?
Ibrahima Balde nace en Kronakry. Un día, su hermano pequeño Alhassane, empujado por las carencias y pobreza que padecen, decide abandonar su hogar en busca de una vida mejor. Más adelante llama a Ibrahima desde Libia, en concreto de la zona de Baba Hassan, donde, según él, está a la espera de acogerse a un programa que le llevará a Europa. Ante esta situación, Ibrahima parte en busca de su hermano para encontrarlo y traerlo a casa. La palabra "Miñan", en idioma pular, significa hermano pequeño.
Miñan cuenta toda esa odisea de Ibrahima. Durante su viaje hasta Libia tendrá que hacer frente a muchas situaciones trágicas: atraviesa desiertos, tiene problemas con las mafias, es torturado, lo toman como esclavo... Finalmente, en Baba Hassan se entera de que su hermano Alhassane ha naufragado.
Sin saber qué hacer, Ibrahima está a punto de perder la cabeza y casi se vuelve loco, ya que su idea no era ir a Europa, sino encontrar a su hermano y volver a casa con él. Vive avergonzado y triste, hasta que decide ir a Marruecos. Pasa los días en el bosque de Nador. Un día consigue acogerse a un programa y zarpa en una zódiac, hasta que finalmente es rescatada.
Esa es, más o menos, la odisea de Ibrahima. Pero esta odisea no acaba en el Mediterráneo cuando es cogido por la policía o un barco de salvamento marítimo. Amets le conoció en la estación de trenes de Irun. Desde entonces, vive otra odisea, la de vivir sin papeles. Finalmente, después de 10 años, consigue ir a visitar a su madre y sus dos hermanas. Miñan cuenta todo eso, junto a la última anécdota o historia que también hemos recogido en la obra de teatro.
¿Cómo te afectó a ti la primera lectura del libro? ¿Qué te llevó a querer adaptar aquel libro al teatro?
Leí el libro durante la pandemia y la verdad es que me impresionó. Me pareció muy duro y, al mismo tiempo, poético, muy bien escrito, con ternura y mucha espiritualidad. Fue una lectura hermosa, en su crueldad, claro.
Nunca pensé llevar aquel texto al teatro, pero conocí a Timberlake Wertenbaker. Fue ella quien hizo la primera traducción del relato de Ibrahima y Amets al inglés (Little Brother: an odyssey to Europe), y me comentó que en Londres tenían la intención de llevarlo al teatro. Por entonces yo tenía en mente la idea de hacer algo con Timberlake, y le dije que era una pena que la primera adaptación teatral de una obra literaria creada en euskera fuera en inglés y no en euskera. Así, poco a poco, el proyecto de Londres no salió adelante —ahora sé que la obra se estrenará allí en abril o mayo— y le comenté que por qué no apostábamos por crear la obra en euskera.
Una vez recibida la aprobación de Ibrahima y Amets, comenzamos a formar el grupo, de manera que todo el proceso creativo lo hemos hecho con un grupo completo (música, vestuario, luces, escenografía, producción, distribución...).
Hicimos el preestreno en Luhuso, y la première será en el Teatro Arriaga de Bilbao, el 25 de octubre. Las palabras de Ibrahima transcritas por Amets las hemos querido llevar al escenario a través del cuerpo y la voz.
Aquel libro, contado con palabras sencillas y mucha poética, tuvo un gran eco. Ganó el Premio Euskadi de Plata 2020 y desde entonces ha sido traducido a varios idiomas. El Papa Francisco también lo elogió públicamente. No habrá sido fácil adaptar ese texto —que además contenía hechos reales— al teatro, ¿no? ¿Qué fidelidad se le debe en estos casos al trabajo original?
La adaptación ha supuesto un trabajo enorme. No se podía contar todo, y hemos tenido que dejar de lado algunos fragmentos del relato de Ibrahima y Amets. La obra dura una hora y media, y en ese tiempo contamos las vivencias y situaciones que nos han resultado más significativas.
Hay que tener muy claro que no se trata de una obra de ficción, sino de una historia real. Es la tercera obra de teatro que Artedrama realiza en torno al tema de la migración. Primero, hicimos Etxekoak, luego vino Atzerrian lurra garratz, y ahora hemos creado Miñan.
Etxekoak y Atzerrian lurra garratz partían de historias reales, de unas historias que han pasado realmente, pero que fueron ficcionadas. En el caso de Miñan, hemos sido muy fieles al texto original. No puedes hacer ficción porque se trata de un relato de una historia real. Amets no ha inventado nada, son palabras de Ibrahima y, por lo tanto, nosotros también hemos sido cómplices de esa fidelidad.
Amets ha estado en el proceso creativo desde sus inicios y nos ha transmitido sus ideas y las vivencias contadas por Ibrahima. Ha habido una gran complicidad a la hora de trabajar conjuntamente.
Timberlake y Amets también se conocen bien y entre los dos ha habido una enorme complicidad. Conjuntamente han realizado una labor inmensa para adaptar al teatro las palabras recogidas en la obra literaria. A Ibrahima, en cambio, lo conocimos en Madrid, pero ha tomado cierta distancia.
De todas formas, hemos cuidado mucho la herida de Ibrahima para contarlo todo tal y como fue.
Una de las características principales del libro Miñan es que a medida que se avanza en la lectura aparecen ante los ojos del lector imágenes —muchas imágenes— que se ven y se sienten: el desierto infinito, la policía, los secuestradores, la sed, el hambre, el dolor... ¿Cómo ha sido llevar todo eso al escenario? ¿Qué ha sido lo más difícil?
Todo ha sido difícil de llevar al escenario, pero, al mismo tiempo, fascinante. A lo largo de la obra le suceden muchas cosas a Ibrahima, vive cantidad de situaciones diferentes, y nosotros teníamos un límite. Ibrahima cuenta su historia y nosotros nos hemos basado en ella. Cuenta su historia al público como si fuera un narrador de un cuento.
En ese relato aparecen diferentes situaciones, lugares y personajes. Esos personajes son interpretados por Sambou Diaby, Mikel Kaye, Eihara Irazusta y yo mismo, y esas situaciones propician, por decirlo de alguna manera, el drama o la acción.
Por lo tanto, la obra tiene dos elementos principales: por un lado, la historia que Ibrahima (Sambou Diaby) le está contando al público y, por otro, los acontecimientos que están en su memoria y que surgen espontáneamente.
Como hemos podido comprobar, para los próximos meses tenéis más de 40 funciones concertadas, una cifra que va en constante aumento. Habéis generado una gran expectación. ¿Resulta grato ese tipo de presión?
Miñan ha sido un fenómeno, y eso tiene una gran repercusión. Ya un mes antes de que se creara la función, hemos dado un montón de entrevistas. Los medios de comunicación han puesto el foco en esta nueva propuesta de traer Miñan al teatro, y se ha generado gran expectación entre los programadores y en las salas de teatro. Y no, no son más de 40 funciones, ya tenemos más de 60 concertadas, lo que no suele ser habitual.
Hemos generado gran expectación y tenemos mucha presión, pero los y las artistas siempre actuamos bajo presión; al fin y al cabo, es parte de nuestro oficio estar en contacto con el público y ofrecerle nuestro trabajo. Es cierto que mucha gente ha leído el libro y, por lo tanto, quizá nos hagan más críticas: "esto no lo has metido", "esto yo no lo imaginaba así"... pero todo eso forma parte del trabajo. Todos tendrán su opinión con la que tendremos que lidiar; sin embargo, nuestro deseo es que la obra de teatro transmita a la gente la misma fuerza que tiene la obra literaria original. Yo confío en que alcanzaremos ese objetivo, fundamentalmente gracias al gran trabajo del elenco. El trabajo de Sambou Diaby ha sido enorme, también el de Eihara y Mikel. Sobre mi trabajo no diré nada.
En general, en nuestra sociedad, tendemos a deshumanizar a las personas que atraviesan el Mediterráneo. ¿Es la obra de teatro Miñan un intento de neutralizar esa idea? ¿Cuál es el mensaje que queréis difundir? ¿Quién os gustaría que viera la obra? Y ¿quién debería de verla?
Por un lado, considero que es para todos los públicos y que la gente está muy expectante. Para las funciones del Teatro Arriaga se han vendido muchísimas entradas. La siguiente función es en Oiartzun, y las entradas están agotadas desde hace tres semanas. Sé que en Hendaia también se han agotado... Hay expectación y curiosidad.
El tema de la migración está al rojo vivo, y estamos viviendo un momento muy delicado. Por eso, pienso que nuestra obra debería incitar a la reflexión, cuando menos.
También realizaremos funciones escolares, bastantes además. En mi opinión, es muy importante que la juventud también conozca la mirada y la voz de la gente que viene de África y del extranjero en general, sobre todo para humanizar un poco y darles cierta visibilidad.
Así mismo, me gustaría atraer al teatro a personas que aquí son migrantes, que de alguna manera viven en el exilio, para que sean espectadoras de lo que muchas de ellas han vivido en sus propias carnes. A ver si conseguimos que este espectáculo no solo sea para la gente de aquí, sino también para la que ha venido de fuera.
Si bien ahora es el momento de mostrar Miñan, ¿en Artedrama habéis empezado a idear nuevos proyectos?
Sí, ya estamos con nuevos proyectos, por supuesto. El próximo proyecto Artedrama y el colectivo Axut! lo haremos en colaboración, y ya estamos metidos en harina.
Además, Artedrama organiza todos los años en Aulesti ADEL, un encuentro de formación y un festival entorno al teatro, y pronto comenzaremos a preparar el programa de la Semana de Pascua del año que viene.
También estamos trabajando para hacer país. Yo soy de Markina-Xemein, y tenemos la intención de hacer un libertimendu en el pueblo. Eso requiere mucho trabajo, mucha militancia, pero creo que, más allá del mundo del espectáculo, es imprescindible trabajar para el pueblo y con la ciudadanía; yo, al menos, lo percibo así, y en ello estamos.
Pero ahora es el momento de centrarse en Miñan, la obra que hemos traído al teatro. Esperemos que nuestra propuesta llegue al público y que acuda mucha gente a los teatros.
(Especial publicado el 22 de octubre de 2024)
*Fotos: Ainhoa Resano